lunes, 30 de marzo de 2009

YA LLEGAN, YA ESTÁN AQUÍ, SON LOS AC/DC !!!!!

Se que no son los mismos de los 80 y los 90 pero ostias, son los AC/DC!! y los AC/DC son los AC/DC.....Camon en ai Güei de Jel...Camon en ai Güei de Jel !!

domingo, 22 de marzo de 2009

PRIEST FEST.....YEEEEEEEEAHHH!!


Aupa!!! venga vaa....ahí va alguna fotillo del Festi, que quede claro que estuvimos, ¿no?

viernes, 13 de marzo de 2009

sábado, 7 de marzo de 2009


Crítica de cine

EL CREPUSCULO DE LOS AUDACES

Clint Eastwood prosigue imperturbable su gloriosa filmografía, completada ahora con 'Gran Torino', al que vemos metido en la piel de Walt Kowalski, un veterano de la Guerra de Corea, habitante de un barrio de inmigrantes asiáticos en la ciudad de Detroit, próximo a la factoría automovilística que la Ford posee en esa industriosa urbe. Tengamos en cuenta que el título hace referencia a un modelo de coche que data de 1972. Una especie de símbolo de la entraña profunda del personaje en cuestión, un ser solitario, violento y amargado, capaz al fin de redimirse y humanizarse al compartir la amistad noble y viril con jóvenes de otras razas, culturas y modos de vida.

Un tono crepuscular preside las andanzas del duro Kowalski, adusto personaje que guarda inequívocas semejanzas con otros del mismo rango encarnados a lo largo de su fecunda carrera por el singular actor y director, incluidos el Hombre sin Nombre de 'La muerte tenía un precio', Harry Callahan en 'Harry el Sucio', Red Stovall en 'Aventurero de medianoche', el Predicador de 'El jinete pálido', William Munny en 'Sin perdón' o Frankie Dunn en 'Million Dollar Baby'.
Película que cierra de alguna manera la excelsa trayectoria creativa de un cineasta mítico, con un filme más cálido que otros de su propia cosecha, no tan ambicioso como 'El intercambio', pero realzado por unos diálogos percutantes y una escenografía contundente, en sintonía con los hechos descritos. Es verdad que termina con el triunfo del deber y la razón sobre las fuerzas destructoras del racismo y la intolerancia. Aunque tal vez sería más exacto decir que nos hallamos en la frontera -tan pérfida como inestable- de la amarga grandeza del deber y del dolorido adiós a la vida. Es verdad que todo 'acaba bien', que la decencia y la honradez salvan muy oportunamente las apariencias, pero el rostro envejecido de Clint Eastwood queda en nuestro recuerdo como un signo indeleble de ternura y tristeza.